El poeta José Emilio Pacheco recibió de manos del rey Juan Carlos el Premio Cervantes. Y en su discurso, sencillo, como lo había adelantado, hizo una emotiva defensa de los escritores, a quienes situó como “miembros de una orden mendicante” que no reciben, como le pasó a Cervantes, el merecido reconocimiento por su obra.
Porque, recordó, en la literatura española no hay una vida más llena de humillaciones y fracasos que la del autor de El Quijote. Por esto, dijo, “me gustaría que el premio Cervantes hubiera sido para Cervantes. Cómo hubiera aliviado sus últimos años el recibirlo. El inmenso éxito de su libro en poco o nada remedió la penuria de Cervantes”.
Ante las personalidades que se reunieron en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, dijo que duele ver al autor de El Quijote o a su rival, Félix Lope de Vega, humillándose ante los duques, condes y marqueses. Hoy, señala, la situación sólo ha cambiado de nombres. “Casi todos los escritores somos, a querer o no, miembros de una orden mendicante. No es culpa de nuestra vileza esencial, sino de un acontecimiento ya bimilenario que tiende a agudizarse en la era electrónica”.
Explicó que esta penuria es añeja. Viene de Roma, cuando en la era de Augusto quedó establecido el mercado del libro. A todos los que intervienen en el proceso editorial, desde copistas a proveedores de papiros, editores o libreros, se les asignó un pago o un medio de obtener ganancias. “El único excluido fue el autor, sin el cual nada de los demás existiría”, indica y, “precisamente, Cervantes resultó ser la víctima ejemplar de este orden injusto”.
Se diría, añade, que gracias a esa vida de humillaciones y fracasos hizo su obra maestra, que la refleja en El Quijote. Y no es cosa de risa, señala José Emilio Pacheco, “me parece muy triste cuanto le sucede. Nadie puede sacarme de esa visión doliente”.
LAZOS. Pero también el poeta tendió puentes entre España y México. Recordó que en su infancia, en 1947, cuando descubrió El Quijote en una obra de teatro en el Palacio de Bellas Artes le produjo una ilusión por el personaje que aún conserva el escritor que recibió el año pasado la noticia del Premio Cervantes mediante una llamada telefónica de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.
Con viveza, detalló que esa obra fue adaptada y dirigida por Salvador Novo y musicalizada por Carlos Chávez y el español Jesús Bal y Gal. “Me llenó de una realidad llamada ficción y a un autor que medio siglo después le conduciría a la gloria literaria”.
Pero no todo en el discurso de Pacheco fueron referencias a Cervantes y al pasado. Hubo tiempo para hablar de los terremotos, de la nube de cenizas que se cierne sobre Europa o de internet: “Como todo, internet es al mismo tiempo la cámara de los horrores y el Retablo de las Maravillas”.
Y su visión de la actualidad puso fin a su discurso: “nada de lo que ocurre en este cruel 2010, de los terremotos a la nube de ceniza, de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta a países como México, era previsible al comenzar el año. Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye.
“Sin embargo, en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote”.
Tomado de: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=502383
Porque, recordó, en la literatura española no hay una vida más llena de humillaciones y fracasos que la del autor de El Quijote. Por esto, dijo, “me gustaría que el premio Cervantes hubiera sido para Cervantes. Cómo hubiera aliviado sus últimos años el recibirlo. El inmenso éxito de su libro en poco o nada remedió la penuria de Cervantes”.
Ante las personalidades que se reunieron en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, dijo que duele ver al autor de El Quijote o a su rival, Félix Lope de Vega, humillándose ante los duques, condes y marqueses. Hoy, señala, la situación sólo ha cambiado de nombres. “Casi todos los escritores somos, a querer o no, miembros de una orden mendicante. No es culpa de nuestra vileza esencial, sino de un acontecimiento ya bimilenario que tiende a agudizarse en la era electrónica”.
Explicó que esta penuria es añeja. Viene de Roma, cuando en la era de Augusto quedó establecido el mercado del libro. A todos los que intervienen en el proceso editorial, desde copistas a proveedores de papiros, editores o libreros, se les asignó un pago o un medio de obtener ganancias. “El único excluido fue el autor, sin el cual nada de los demás existiría”, indica y, “precisamente, Cervantes resultó ser la víctima ejemplar de este orden injusto”.
Se diría, añade, que gracias a esa vida de humillaciones y fracasos hizo su obra maestra, que la refleja en El Quijote. Y no es cosa de risa, señala José Emilio Pacheco, “me parece muy triste cuanto le sucede. Nadie puede sacarme de esa visión doliente”.
LAZOS. Pero también el poeta tendió puentes entre España y México. Recordó que en su infancia, en 1947, cuando descubrió El Quijote en una obra de teatro en el Palacio de Bellas Artes le produjo una ilusión por el personaje que aún conserva el escritor que recibió el año pasado la noticia del Premio Cervantes mediante una llamada telefónica de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.
Con viveza, detalló que esa obra fue adaptada y dirigida por Salvador Novo y musicalizada por Carlos Chávez y el español Jesús Bal y Gal. “Me llenó de una realidad llamada ficción y a un autor que medio siglo después le conduciría a la gloria literaria”.
Pero no todo en el discurso de Pacheco fueron referencias a Cervantes y al pasado. Hubo tiempo para hablar de los terremotos, de la nube de cenizas que se cierne sobre Europa o de internet: “Como todo, internet es al mismo tiempo la cámara de los horrores y el Retablo de las Maravillas”.
Y su visión de la actualidad puso fin a su discurso: “nada de lo que ocurre en este cruel 2010, de los terremotos a la nube de ceniza, de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta a países como México, era previsible al comenzar el año. Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye.
“Sin embargo, en medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie, y hoy como nunca son capaces de darnos respuestas, el misterio y la gloria del Quijote”.
Tomado de: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=502383
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